Durante el confinamiento relativo a COVID-19, que ahora se relaja, ha aumentado la frecuencia de vídeos de personas interaccionando con fauna salvaje, ya sea en libertad o en cautividad. En algunos de esos vídeos osos, lobos o jabalíes son filmados demasiado cerca, siendo incluso perseguidos, con el único afán de lograr ese momento de gloria en las redes sociales. Esta moda nos preocupa por varias razones:
- Los animales salvajes no son mascotas ni objetos de diversión. No son pocos los casos de vídeos en los que personas manipulan animales salvajes, o muestran un comportamiento inapropiado ante ellos. No importa que los animales en esos vídeos puedan estar en condiciones controladas; su difusión traslada al público una falsa docilidad, y omite información relevante de la normativa y el estado de conservación de especies protegidas.
- No resulta ético usar animales salvajes con fines de lucro, o de notoriedad como sucede en muchos casos. La educación ambiental y concienciación sobre la necesidad de conservación de la biodiversidad no requiere manipular o interaccionar con animales salvajes. Es necesario educar sobre el respeto a la naturaleza en su conjunto, de su valor intrínseco y de los beneficios que su conservación aporta al bienestar humano. Por otra parte, en el caso de que los autores sufran una agresión debido a su comportamiento irresponsable, le estarán haciendo un flaco favor a la conservación de dichas especies afectando negativamente a su percepción por parte del público.
- La irresponsabilidad de los autores de algunos de estos vídeos es mayúscula si se tiene en cuenta que con su difusión delatan frecuentemente la ubicación de especies amenazadas. Compartir estas imágenes implica habitualmente una avalancha de observadores a la zona, comprometiendo la tranquilidad y el comportamiento habitual de las especies implicadas. Por ejemplo, en el caso de los osos, las molestias en el entorno de zonas de cría pueden incrementar la mortalidad de los oseznos.
Desde la PDCC plantearemos a la administración central la elaboración de una ley básica que regule la divulgación de los avistamientos, y las interacciones con la fauna salvaje, así como el turismo de naturaleza, dado el creciente aumento de empresas dedicadas a los avistamientos de fauna amenazada, linces, osos, lobos, rapaces, etc.